"Es el primer canadiense que he odiado".
¿Por qué los canadienses están tan descontentos con la actuación de Justin Trudeau?
El 25 de mayo de 2022, el primer ministro canadiense Justin Trudeau se vio obligado a cancelar su aparición pública en Surrey, Columbia Británica. El motivo no fueron las condiciones meteorológicas o las irregularidades en la programación, sino una multitud de vecinos que protestaban por su presencia.
Agitando banderas nacionales, la gente coreó "¡Trudeau debe irse!", que fue lo más suave que pudo escuchar el Primer Ministro. Se decidió entonces organizar una reunión a través de Zoom, y algunos medios de comunicación lo calificaron de acto de cobardía.
Lo que hizo que este momento fuera especial fue que era la segunda vez en 24 horas que Trudeau recibía un recibimiento así: el día anterior había visitado la ciudad de Kamloops, y sus guardias armados tuvieron que abrirse paso literalmente a través de una multitud de manifestantes violentos.
No es la primera vez que hay descontento en su dirección. A veces parece que el resentimiento hacia él se apodera literalmente de un Canadá tranquilo, convirtiéndose en odio. Hemos intentado desglosar brevemente de qué acusan los canadienses a Justin Trudeau.
1. Incompetencia
Cada desliz de un político va acompañado de decenas de comentarios sobre que es de profesión profesor de francés, matemáticas y teatro (esto último lo recuerda con mucho sarcasmo) y que lo consiguió todo gracias a su padre, que fue primer ministro de Canadá de 1968 a 1984.
La controvertida política de personal es un ejemplo: en 2020, Twitter estalló tras el nombramiento de la periodista Chrystie Freeland como ministra de Economía de Canadá. Los canadienses estaban indignados por la falta de formación de una persona que pretendía gestionar las finanzas del país en medio de una pandemia y una crisis económica inminente. Los críticos de la decisión de Trudeau trataron de apelar a la inteligencia de la política, considerando claramente que Freeland no estaba cualificada para el puesto, a pesar de que ha ocupado altos cargos en el gobierno canadiense durante años.
2. Escándalos
Todo comenzó con un pequeño dilema: tras las quejas de la oposición en 2017, una comisión de ética inició una investigación sobre el viaje de Trudeau a la isla de Bell, que pertenecía al príncipe Karim Agha Khan. Agha Khan es un imán de la comunidad musulmana ismaelita nizarita, millonario y amigo de la familia de Trudeau. Los canadienses se preguntaron inmediatamente si el príncipe estaba presionando por sus intereses de esta manera. En medio del escándalo, Trudeau canceló su visita al Foro Económico Mundial y se fue de gira por Canadá.
En 2018, el primer ministro fue acusado de comportamiento inapropiado hacia una reportera: la historia ya tenía 18 años en ese momento, y Trudeau supuestamente se disculpó con la víctima de manera oportuna.
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Un golpe sorpresivo le esperaba al ministro durante la campaña electoral de 2019: salieron a la luz viejas fotos de Trudeau usando maquillaje blackface, una caricatura racista de las personas negras. El primer ministro tuvo que disculparse:
"Fue algo que entonces no vi como racismo, pero ahora lo entiendo y lo lamento profundamente".
3. Corrupción
La reputación de Trudeau se ha visto considerablemente afectada por los escándalos de corrupción relacionados con su nombre.
El caso de la empresa constructora SNC-Lavalin se dio a conocer en gran parte de los medios de comunicación del mundo: la empresa, afiliada a los liberales, fue acusada de soborno en Libia y presionó activamente al gobierno para que retrasara el enjuiciamiento, lo que habría ayudado a los fundadores a evitar el castigo penal. La investigación reveló que Justin Trudeau se extralimitó en sus funciones y presionó a la Ministra de Justicia y Fiscal General, Jody Wilson-Raybould, para que interviniera en el proceso penal.
En 2020, se volvió a hablar de corrupción cuando el gobierno federal contrató a WE Charity para que administrara el programa de becas estudiantiles de 912 millones de dólares canadienses. Trudeau afirmó que era la única organización capaz de gestionar el proyecto y que la elección la hizo el Servicio Público de Canadá, no él personalmente.
La investigación comenzó cuando se descubrió que WE Charity había pagado a familiares cercanos del primer ministro para que asistieran a eventos y utilizaran sus fotos en su aplicación. Por ejemplo, la madre de Trudeau cobró 250.000 dólares canadienses por aparecer en 28 eventos.
El Comisario de Ética confirmó en el informe final que fue la Administración Pública la que eligió a WE Charity y que el Primer Ministro sólo dio su aprobación. Trudeau fue rehabilitado esta vez, pero el descontento de la opinión pública no ha disminuido.
4. Covid-19
Es imposible no mencionar la reacción de los canadienses a la política de Trudeau sobre la pandemia. El público estaba dividido en dos bandos: una encuesta realizada en marzo de 2022 mostraba que la mitad de los canadienses pensaba que Trudeau había hecho un buen trabajo y la otra mitad que había hecho un mal trabajo.
En el momento álgido del covidio, los residentes le reprocharon su inoportuna respuesta, el tardío cierre de las fronteras y la falta de preparación del sistema sanitario.
Entonces, algunos canadienses se quejaban del ritmo de la vacunación, mientras que otros se quejaban del grado de rigor: la vacunación obligatoria y los controles de servicio habían hecho que la gente perdiera su trabajo en masa.
Cansados de las duras regulaciones sobre vacunas y pruebas en los aeropuertos que provocaban colas de una hora y caos, los canadienses se alegraron de la relajación de los requisitos, pero no por mucho tiempo: en julio, el gobierno anunció que volvía la prueba selectiva. Los usuarios de las redes sociales canadienses acusaron a Trudeau de ser imprudente con la decisión, calificándola de innecesaria.
5. Convoy de la Libertad
La política del Primer Ministro durante la pandemia provocó el conflicto más fuerte de los últimos años.
El 15 de enero de 2022 entró en vigor la directiva del gobierno de Trudeau de disponer de un pasaporte de vacunación para los camioneros. A partir de entonces, era necesario mostrar un certificado de vacunación, pasar dos semanas en cuarentena o abandonar.
El 85% de los conductores se había vacunado y el resto formaba la base del movimiento de protesta. Más tarde, otros ciudadanos se unieron a ellos: algunos estaban descontentos con el estado del sistema sanitario, otros no querían en absoluto vacunarse, y para algunos fue una ocasión para expresar su actitud ante el gobierno y el Primer Ministro en particular.
Una de las exigencias del Convoy de la Libertad era la dimisión de Justin Trudeau, que calificó a los manifestantes de marginales y de intentar sabotear la economía y la democracia. Estos comentarios han dado lugar a nuevas acciones a gran escala.
Pero aún más grave fue el grado de autoritarismo con el que el gobierno reprimió estas protestas. La Internet canadiense estalló con informes de que Trudeau estaba convirtiendo el país en un estado policial, y la gente estaba indignada por una bárbara Ley de Gestión de Emergencias que literalmente daba al gobierno mano libre para actuar contra quienes no le gustaban. Los medios de comunicación escribieron sobre la congelación de las cuentas de las personas relacionadas con las protestas, destacando que era algo "impactante y sin precedentes en la historia de Canadá".
6. Ignorar la historia y los derechos de las Primeras Naciones
Los indígenas han expresado repetidamente su descontento con el primer ministro. Le llaman traidor y mentiroso, y le acusan de evitar deliberadamente las cuestiones relacionadas con sus derechos. El problema volvió a surgir durante los debates sobre el oleoducto Trans Mountain, un proyecto con el que las Primeras Naciones estaban muy descontentas.
Durante la mencionada visita de Trudeau a Kamloops (Columbia Británica), cedió la palabra a una mujer.
"¿Cuándo nos van a devolver nuestros derechos?" — preguntó, y la sala estalló en aplausos.
7. Proyecto de ley C-11: una nueva causa de molestia
A finales de junio de 2022 se presentó en el Senado la Ley C-11 para regular los medios de comunicación en línea, y causó verdadera alarma entre los creadores de contenidos y los consumidores. La Ley de Streaming en Internet tiene el aparentemente noble objetivo de identificar y promover los contenidos canadienses de calidad y sitúa a los locales en línea bajo la jurisdicción de la Comisión Canadiense de Radio, Televisión y Telecomunicaciones.
Los usuarios se han indignado con la novedad: en los comentarios más humildes, han cuestionado qué parámetros determinarán la calidad de los contenidos, mientras que otros han escrito sin tapujos que Trudeau está atentando contra la libertad de expresión.
Fueron casos aislados en los que los residentes expresaron activamente su descontento con la actuación del Primer Ministro. Si se busca en la internet canadiense, se pueden encontrar cientos de posts sobre temas globales: a los canadienses no les gusta la política exterior del gobierno, algunos se oponen a los enormes flujos de inmigrantes, están insatisfechos con las políticas domésticas en muchas áreas, desde la burocracia, las condiciones de los negocios, la incapacidad de frenar la inflación y responder adecuadamente a las nuevas condiciones, hasta el excesivo apoyo a Ucrania mientras son incapaces de ayudar a sus ciudadanos.
Para terminar, he aquí extractos de los comentarios de los usuarios sobre la identidad de Justin Trudeau:
- "El respeto se gana, no se hereda. Su miserable reputación es conocida en todo el mundo";
- "Trudeau es un ejemplo del porqué de la Revolución Francesa. El hombre es más que repugnante. Que Canadá vuelva a ser libre";
- "No puedo ver su cara sonriente ni oír su voz aduladora llena de mentiras y jerga "progresista" en la que ni siquiera cree. Nunca verán a este hombre asumir ninguna responsabilidad por el daño que ha hecho a la democracia canadiense y a los derechos de nuestros conciudadanos".
- "Trudeau me ha enseñado nuevos niveles de odio. Hoy la mayoría de los canadienses odian a Trudeau. ¡Déjalo ir!"
- "Con Trudeau en el poder, me da más vergüenza que nunca llamarlo mi Canadá".
- "Nunca he odiado a nadie tanto como a él en mi vida".
- "Es el primer canadiense que he odiado".