Los profesores de Quebec luchan contra el extremismo
Por qué los estudiantes adoptan opiniones aterradoras y qué hacer al respecto.
A veces los niños escriben cosas en sus redacciones escolares que ponen los pelos de punta a los adultos. A Noémie Verhoef, profesora de un colegio de la ciudad de Victoriaville, le sorprendió el trabajo que entregó su alumno. En él escribía que los pueblos que habían sufrido geNOCide a manos de los nazis les habían provocado y eran responsables de su propia persecución. El alumno apoyó su postura con tesis muy radicales. Por desgracia, este tipo de situaciones que asustan a los educadores no son infrecuentes.
Los adolescentes en la cúspide de la edad adulta pueden interesarse por ideologías radicales basadas en el odio hacia las personas que difieren de ellos. Los profesores lo explican de distintas maneras. En primer lugar, los adolescentes quieren pertenecer a un determinado grupo y estar en compañía de "los suyos", separándose claramente del resto de la sociedad. Los movimientos radicales intentan atraer a los jóvenes mostrándoles que son bienvenidos y que están dispuestos a apoyar cualquier opinión, incluso la más absurda. En segundo lugar, los ex niños tienden a ser maximalistas y a simplificar la realidad. Para ellos, a menudo sólo existe el blanco y el negro. Por ejemplo, pueden creer que todos los problemas de la sociedad canadiense están causados por los inmigrantes. En tercer lugar, a los adolescentes les gusta poseer algún conocimiento "secreto" sobre la estructura de la sociedad, por lo que pueden interesarse fácilmente por las teorías conspirativas. Y también suelen enfadarse y buscar a alguien hacia quien dirigir su ira.
Los profesores advierten a los padres que se interesen por los contenidos que consume su hijo adulto, con quién se comunica y qué opiniones tiene. YouTube y TikTok a veces se convierten no solo en una forma de matar el tiempo, sino en una plataforma para extremistas.
Verhof y otros profesores pidieron ayuda a especialistas del centro de investigación CEFIR, que estudia las ideologías radicales y las formas de contrarrestarlas. Elaboraron un manual con vídeos educativos para educadores. Ahora, la mayoría de los profesores de Quebec se han familiarizado con él. En él se exponen diversas estrategias para responder a las opiniones extremistas de los alumnos.
Los expertos instan a los profesores a observar atentamente el ambiente de la clase para detectar a tiempo si los alumnos se han aficionado a la ideología radical. Si las cosas van demasiado lejos, el aula se convierte en un lugar de constantes conflictos e incluso peleas. Resulta imposible aprender en un ambiente así: algunos alumnos ven enemigos en los demás, mientras que el resto escucha insultos y acusaciones de ellos.
Se aconseja a los profesores que creen una atmósfera de respeto mutuo en el aula, que desarrollen el pensamiento crítico de los alumnos y que mantengan debates sobre temas sociales tan a menudo como sea posible. Los debates deben permitir a los niños expresar sus opiniones con calma dentro del marco de la decencia y la moralidad. Está prohibido ridiculizar o demonizar a los niños por sus opiniones radicales: esto sólo hace que se encierren aún más en sí mismos y en sus opiniones extremistas. A veces un profesor tiene que hablar con un niño de tú a tú, y a veces tiene que buscar la ayuda de los padres y de un psicólogo escolar. Es importante no perder autoridad entre los alumnos, de lo contrario, no escucharán los consejos del profesor.
Sin embargo, no todo depende de los educadores. Los profesores de Quebec piden a los padres que se interesen activamente por la posición de sus hijos, les enseñen a pensar de forma crítica y a respetar a los demás. La educación principal de un niño sigue estando en manos de la familia, y corresponde a los padres determinar cómo tratarán sus hijos a los demás: si los verán como enemigos o como amigos.
